Llega el día en que, desgraciadamente, te toca ser víctima de la violencia que se vive en el país, ya sea directa o indirectamente. Asalto, secuestro, asesinato o cualquiera de los crímenes a los que somos expuestos en nuestro querido México. Sientes rabia e impotencia, ganas de ejercer la justicia por propia mano. Sales a exigir al gobierno y al poder judicial que haga su trabajo, que atrape a esos sinvergüenzas, mal-vivientes que te robaron tu paz. ¿Qué pasa? No pasa nada. Levantas tu denuncia pero en cuanto cruzas la puerta de salida, la secretaría mete tu formato en el bote de basura archivo y allí se quedará hasta el final de los tiempos.
Te das cuenta que la policía no hará nada por ti y empiezas a sentir desesperanza, te sientes desamparado, vulnerable; y no es para más, eres vulnerable. Todos lo somos.
Te has preguntado ¿Por qué? ¿Por qué me pasa esto a mi? ¿Por qué si yo, que pago impuestos, no soy lo suficientemente importante para que se haga justicia en mi nombre? Probablemente sea porque te lo mereces. ¿Cruel verdad? Si, es muy cruel pero no deja de ser cierto. Y te digo que te lo mereces porque cuando le das esa "mordida" al tránsito para que no te levante una infracción por la cual tendrás que hacer largas filas y por la que desembolsarás una buena lana, cuando vas a un tianguis y compras mercancía barata que probablemente sea robada por ahorrarte unos pesitos, y es que actualmente todo está muy caro, hay que ahorrar, o cuando aportas una "cooperación voluntaria" para acelerar un trámite, estás fomentando la corrupción, estás alimentando el crimen, estás haciendo de este país un lugar peor, estás vulnerabilizándote a ti y a tus hijos. ¿A quién crees que los ladrones roban? Pues a ciudadanos como tú, para venderle a ciudadanos como tú.
Vivimos alimentando una cadena de putrefacción que cada vez nos hunde más y al parecer no se quieren dar cuenta o no les importa darse cuenta. Vivimos en una caja de conforte de la que no queremos salir, vivimos revolcándonos en la mierda y quejándonos de la peste, pero no limpiamos. La única forma en que esto cambie, es que tú y yo empecemos a hacer las cosas bien. Y es bastante sencillo ¿sabes?. Cuando un tránsito te detenga por exceso de velocidad, deja que te levante esa infracción y págala, acepta las consecuencias de romper una ley y verás que a la próxima la piensas dos veces. ¡No compres robado! Si los ladrones ven que no es costeable robar si nadie les compra, créanme que este delito disminuirá drásticamente. Todo es producto de una acción-reacción. Es simple lógica, se los juro. Estos seres "humanos" son muy predecibles.
Educación. Creo firmemente en que todo viene desde la educación, y no me refiero a la educación escolar, sino a la educación que nos dan en casa. Esos valores que vemos en nuestros padres, se nos pegan como sanguijuelas y jamás en la vida se nos van. Eduquen a sus hijos, necesitamos una generación bien preparada, con los valores bien puestos y con respeto a la vida en general. Desgraciadamente esto no es algo que se pueda lograr de la noche a la mañana. Será necesario que pasen años antes de que algo así surja efecto, mientras tanto, nosotros podemos hacer las cosas bien, por nuestro propio bien. Recuerden que el bien personal, es el bien comunal y que para lograr algo, tenemos que hacerlo juntos, pues es imposible que una estrella ilumine todo el cielo.
Pero bueno, yo seguiré soñando, pues en este país si no te pasa a ti, te vale madres y hasta te ríes de ello, como este señor Javier Sicilia, que hasta que vivió la desgracia de perder un hijo en manos de cobardes, decidió levantar la voz y hacer algo. ¿Acaso antes no le importaba lo que pasaba en el país?... Es bueno lo que Javier Sicilia hizo, pero es incongruente y triste que sea necesario que te toque para que te des cuenta.
Por cierto, hace días, como ya muchos sabrán, asaltaron mi casa, amarraron a mi padre y a mi hermano, y se llevaron muchas cosas, entre ellas mi computadora e información de años y años junto con mi disco de respaldo. Por fortuna, mi familia está bien y solo queda la impotencia que se siente el ser víctima de estas lacras. Y si, me quejé, grité a los cuatro vientos, hice corajes y maldije a medio mundo. Y siento no fui hipócrita porque creo que hago mi parte. No compro robado, no doy mordidas, no tiro basura, apago la luz cuando no la necesito, trato de hacer un poco de conciencia en la gente a mi alrededor, trato de darles el ejemplo y aunque parezca poco, si todos lo hacemos de esta forma, sería mucho y notaríamos los cambios.
En serio, gente, eduquen a sus hijos. Hagan las cosas bien. Empiecen por cosas pequeñas como tirar la basura en lugares asignados y no comprar cosas de dudosa procedencia. Sabrán que están haciendo las cosas bien y se sentirán mejor.